Somos una organización privada, sin ánimo de lucro, con sede en el municipio de Neira, departamento de Caldas, República de Colombia, que entrega variados estímulos y ayudas a personas necesitadas y a las bandas musicales de los diferentes departamentos del país con la esperanza de contribuir al crecimiento espiritual y la generación de paz. Uno de nuestros programas consiste en la donación de instrumentos. Así esperamos contribuir al desarrollo social y cultural de Colombia.
Hemos donado más de 4.000 Instrumentos a más de 270 bandas para niños/as y jóvenes de todo el país, en especial, en zonas de conflicto.
Héctor Idárraga Betancur: Director de la Fundación. Nació en Neira en 1961. Reside en Houston, Texas, desde 1981, donde se desempeña en el campo del negocio automotriz. Preocupado por los hondos problemas que aquejan a la sociedad colombiana ha decidido poner un grano de arena para su solución a través de la creación de la Fundación Hope, consciente del poder transformador del arte y de que la construcción de tejido simbólico es un poderoso factor de cambio y mejoramiento humano.
«La música nos ayuda a trabajar valores que son implícitos en ella misma, como escuchar, dialogar, compartir o respetar. La música también promueve la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Ésta nos ayuda a conocer y a reconocer a las demás personas y a una misma; nos permite confiar y ser merecedores de toda confianza; y aprender a expresar pensamientos, emociones y sentimientos, elementos clave en cualquier conflicto y contenidos básicos de la educación para la paz.
Toda persona tiene dos necesidades importantes: ser reconocida por lo que ella siente que es, por su identidad, y ser aceptada e integrada en los grupos sociales dónde convive. Cuando la identidad de la persona se construye a partir de la de su grupo social no hay problema, la dificultad surge cuando la identidad del individuo (o del grupo minoritario) dista de la del grupo mayoritario. Esto es lo que pasa a menudo en sociedades multiculturales.
Aun así es innegable que la diversidad genera conflicto; por esta razón, hace falta aprender a convivir, hace falta saber construir relaciones desde el reconocimiento y el respeto mutuo.
Une relaciones fundamentadas en dos elementos: la voluntad de entender y conocer al otro, pero también de hacerse entender y darse a conocer al otro; y el respeto a unas pautas mínimas compartidas de convivencia conjunta». (Cuadernos de Educación para la Paz La música como instrumento de educación para la paz). Alba Sanfeliu Bardia Marina, experta de la Escola de Cultura de Pau (Universidad Autónoma de Barcelona)«Las artes le permiten al individuo expresarse de diferentes maneras. Los que no son buenos con las palabras pueden decir lo que sienten a través del dibujo o de una melodía. Esto hace que sean un medio maravilloso para que hombres y mujeres se conecten con el prójimo. En otras palabras, el arte une a las personas. El arte facilita la comunicación de pensamientos íntimos y rompe las barreras que impone la violencia. Además, también tiene componente curativo, permite construir memoria y es una fantástica herramienta educativa. Música para la paz¨.
Lindsay Mcclain. Uganda, experta en la música como constructora de paz y transformación de conflictos. CUMBRE MUNDIAL DE ARTE Y CULTURA PARA LA PAZ DE COLOMBIA. Bogotá. Colombia. Abril de 2015
About us.
We are a private, non-profit organization, based in the municipality of Neira, department of Caldas, Republic of Colombia. we provide various incentives and aid to people in need and to music bands from different departments of the country with the hope to contribute to the spiritual growth and the generation of peace. One of our programs consists of donating musical instruments. In this way we hope to contribute to the social and cultural development of Colombia.
Héctor Idárraga Betancur, director of the Foundation was born in Neira in 1961. He resides in Houston, Texas, since 1981, where he works in the automotive business field. Concerned about the deep problems that plague the Colombian society, he decided to put a grain of sand to its solution. He created the Hope Foundation aware of the transformative power of art and that the construction of symbolic tissue is a powerful factor of change and human improvement.
We have donated more than 4,000 musical instruments to more than 270 bands for children and youth throughout the country, especially in conflict zones.